Hay dos cosas que me han marcado de esta película. La primera, que tengo la sensación de que ya la había visto antes, esa vaga sensación de que las imágenes y las escenas las conoces de toda la vida; pero no logras recordar cuándo o dónde las has visto.
La segunda, no dejo de tener flashbacks constantes desde que la vi. Flashbacks a escenas de la película, a sensaciones. Es muy extraño. No sé por qué, pero esta película ha tocado mi fibra sensible. Me ha removido mucho, y me ha dejado una sensación muy pero muy extraña.
Me he planteado la idea de que se trate de una metáfora sobre el cambio que se atraviesa cuando alcanzamos la madurez. Que sea una metáfora de la pérdida de inocencia y el adiós a nuestra pureza. Si se trata de eso, me ha fascinado. Y si no, pues también.
Natalie Portman y Mila Kunis me han gustado muchísimo. Pero no creo que el trabajo de ninguna de las dos sea digno de un premio. Kunis se lo ha llevado porque a fin se le ha dado la oportunidad de demostrar que no es sólo una cara bonita (lo siento, pero eso ya lo sabía señores críticos). Y Portman es capaz de mucho más de lo que muestra aquí.
Creo que si el nombre de Natalie suena tan fuerte para los Oscars, si se ha llevado todos los premios que se ha llevado, será porque nadie más ha hecho un trabajo destacable. Dudo que éste sea el mejor trabajo de una actriz que sé que es capaz de dar muchísimo más. Quizás estoy siendo exigente, pero no me parece que sea una actuación de Oscar. Cuando tenga más para comparar, sacaré mis propias conclusiones.
En cuanto al trabajo de vestuario y maquillaje, Oscar asegurado. Y Darren Aronofsky ha hecho un trabajo muy bueno con la dirección. Me han gustado muchos ciertos detalles, y los efectos que han utilizado. Me ha cautivado visualmente. En suma, la película me ha enamorado.
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